Wednesday, August 17, 2011


Información gratis para criminales


Por Erika Salamanca

Es cierto que es parte del proceso en las audiencias entre la Fiscalía y particulares certificar ciertos datos de quienes son llamados a indagatorias, o juicios. Sin embargo, uno no pensaría que en procesos como el del ex ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, sus datos personales fueran revelados no sólo a la audiencia de la sala sino a todos aquellos que seguimos la transmisión en directo.

Todos los que presenciamos la audiencia pudimos oír de primera mano la dirección de residencia y número de teléfono del ex ministro Arias. Ni el juez ni la fiscal se tomaron la molestia de analizar cuáles serían las consecuencias de dar a la luz pública esta información confidencial sobre lo que además de ser residencia y número “privado” del ex ministro, también es el lugar donde viven su esposa y sus dos hijos.

Como resultado de la imprudencia, la familia Arias fue víctima de un misterioso robo en su casa y de fuertes amenazas, así lo afirmaron los principales diarios del país el pasado 29 de julio. Adicionalmente se mencionó la posibilidad de que la familia del ex ministro tomara la drástica decisión de abandonar el país.

¿Es lógico que en audiencias de este tipo se ponga en riesgo al imputado y de paso a su familia entera por dar a conocer información que perfectamente podrían verificar de manera cautelosa entre las partes? ¿Cómo entender que bajo las actuales circunstancias de inseguridad en el país, sea la misma justicia la que ponga en bandeja de plata información de primera mano para que los criminales se aprovechen de ella?

Es importante sentar un precedente, no es posible que en los procesos judiciales se siga violando el derecho a la intimidad. Hoy le sucedió a la familia Arias, mañana a cualquier otra. Como ciudadanos, debemos pedir a los fiscales y jueces reconsiderar estos procedimientos que claramente están siendo objeto de motivación para la empresa criminal. Exijamos que se tomen medidas, y que se apliquen los correctivos necesarios para que no tengamos que lamentar en el futuro estos penosos acontecimientos.

Finalmente, sólo podemos pedir al gobierno nacional y a la policía, apoyo para que la familia del ex ministro cuente con un esquema de seguridad que no permita la repetición de estos hechos deplorables. No podemos tolerar que luego de la injusta medida de aseguramiento al ex ministro, también tengan que pagar sus familiares el doloroso episodio de temer por su integridad física.

Sunday, July 31, 2011

Es cuestión de moral


Por Erika Salamanca

El pasado 5 de mayo, el señor León Valencia interpuso una denuncia en la Fiscalía por injuria y calumnia contra el presidente Álvaro Uribe Vélez, denuncia que fue aceptada y que será objeto de una audiencia de conciliación el próximo 9 de agosto.

La denuncia fue interpuesta por Valencia debido a un par de mensajes que el presidente Uribe respondió vía Twitter a su columna “La verdad sobre Tomás y Jerónimo”. En los mensajes, el Presidente Uribe escribió: “Qué pasó con delitos atroces de León Valencia?”; “León Valencia, ex matón del ELN, indultado a pesar de delitos de lesa humanidad, ahora sicario del buen nombre”; “León Valencia, ex terrorista indultado, recoge versión de criminales y desconoce defensa de los afectados”.

Claramente la columna del Sr. Valencia tenía un objetivo, mancillar una vez más el buen nombre de la familia Uribe. Hemos sido testigos de los diferentes escenarios en los que Tomás y Jerónimo Uribe han dado la cara al país, han atendido decenas de entrevistas, han dado explicaciones y sobre todo, han demostrado con transparencia no tener ningún vínculo con los escándalos en que ciertos sectores de la prensa han pretendido involucrarlos.

Algunos, critican los mensajes del presidente Uribe, pero no niegan que son realistas, dicen: “Uribe tiene razón, pero no debe decir las cosas de esa manera, eso no le queda bien a un ex presidente”. Entonces ¿es error de Uribe tener los pantalones para expresar verdades con franqueza? Claramente, ésa es la razón por la que muchos prefieren lanzarle sátiras, calumnias e injurias desde columnas de opinión en las que además de desinformar al ciudadano se escudan en la libertad de prensa, no aceptan reclamos y tienen la habilidad de pasar de victimarios a víctimas.

Muchos ignoran el pasado de León Valencia, quien formó parte del grupo terrorista ELN durante veintitrés años y llegó a formar parte del Comando Central bajo el alias de “Gonzalo”. Según Valencia, su actividad nada tenía que ver con asesinar civiles, atacar a la Fuerza Pública, secuestrar, desplazar, poner bombas, y torturar a todo un país con actos criminales. Dicho en otras palabras, pareciera que las actividades de alias Gonzalo se limitaron a encabezar las jornadas de oración y reflexión con sus camaradas. Cuenta Valencia en su libro Mis años de guerra y lo ha reconfirmado en varias entrevistas, que su llegada a la guerrilla del ELN se debió a su cercanía con un grupo de sacerdotes. Recordé por un momento al Padre Javier Giraldo, quien hoy en día hace lo mismo pero con las FARC. Dice León. Valencia: “Yo creía que la vida de los otros se podia cegar por la justicia social, esos fueron los valores con los que entré al ELN”. Lo paradójico es que se contradice diciéndonos que el presidente Uribe lo calumnia porque él no es un ex matón, pero luego en entrevistas radiales y en su propio libro asegura que su actuar en el grupo guerrillero estaba basado en los valores que permitían cegar la vida de las personas, ¿entonces?

Gracias a los acuerdos de paz de la Corriente de Renovación Socialista, CRS, en 1994, el gobierno ofreció una amnistía que dio la oportunidad a León Valencia de reintegrarse a la sociedad. De esta forma, el entonces alias Gonzalo, recuperó la legalidad para salir del monte y tener una vida quizás más libre y feliz , pero con ello, recobró la moralidad? El recobrar la libertad y anular las cuentas pendientes con la justicia implica recobrar la ética y los buenos valores?

El pasado 15 de julio, Valencia dijo en entrevista con la W Radio: “Yo recuperé mi condición, recuperé mi escala de valores, recuperé mi condición moral, por reconocer mi vida”. Concluimos entonces, que todo aquel que obre bajo una “escala de valores” que se enmarcan dentro de la criminalidad y que mañana se arrepienta, recupera su condición ética y moral? Entonces, los ciudadanos de bien, que no tenemos nuestras manos manchadas de sangre, estamos al mismo nivel de moralidad de quienes ya sea por autoría intelectual o material cometieron crímenes?

¿Cómo comparar a un ciudadano de bien con uno que participó en un grupo que cegó la vida de miles de personas, que combatió a la Fuerza Pública, que amenazó, secuestró, desplazó y extorsionó? Como sociedad, estamos dispuestos a aceptar que personas que le hicieron daño al país avancen en un proceso de reconciliación, pero ello no implica que se vuelvan nuestros líderes morales. Hoy en día, es imposible indultar o dar amnistías a grupos que hayan cometido crímenes de lesa humanidad, claramente, quienes se adhirieron a la negociación política de 1994 tuvieron suerte, hoy los grupos terroristas no tienen esa posibilidad.

Señor León Valencia, tome su lugar, usted no es dueño de la moral, y quienes le hayan hecho creer que es un referente en ese ámbito están equivocados. La reivindicación en condición de ex ELN comienza reconstruyendo el país que usted en sus años de “lucha” armada destruyó. No más odio y venganzas contra quienes siguen y seguirán combatiendo a la clase de grupos terroristas como ese al que usted perteneció. Demuéstrele a Colombia que dejó el fusil y que no lo cambió por una pluma para repartir injuria, calumnia y desinformación, porque a eso se le llama terrorismo mediático.

Trabaje por nuestra hermosa tierra, por su gente, por nuestros soldados. No utilice su fundación Corporación Nuevo Arco Iris para combatir política y mediáticamente a la Fuerza Pública, a la Seguridad Democrática, a las personas que han dado su vida y su trabajo por esta nación. Investigue la parapolítica, pero investigue también la Farcpolítica. No sirva de escudero de quienes en su diario vivir ponen en práctica la misma forma de lucha que a usted lo hizo feliz durante veintitrés años, demuestre su verdadera reconciliación con esta patria.

Finalmente, acepte que a las cosas se le llaman por su nombre, los calificativos usados por el presidente Uribe tienen toda la justificación, esa es la triste realidad que tendrá que llevar a cuestas el resto de su vida, simplemente es el precio de las equivocaciones. Reconocer es de sabios y es el comienzo del verdadero cambio.

Tuesday, July 19, 2011


El espejo de la seguridad


Por Erika Salamanca

Ha pasado casi un año desde la posesión del presidente Juan Manuel Santos, y desafortunadamente para él y para Colombia el balance no es nada favorable. Las cifras altísimas de los ataques perpetrados por grupos terroristas crecen todos los días, no podemos seguir con la idea de que cada ataque, carro bomba, homicidio o emboscada a los miembros de nuestra Fuerza Pública es sólo percepción. Los hechos hablan por sí solos, y los ciudadanos hemos aprendido a reclamar por nuestra seguridad y la de todos nuestros compatriotas. Un tesoro que habíamos ganado pareciera estar siendo arrebatado de nuestras manos y la impotencia de no poder hacer mucho nos tiene en estado de inconformismo extremo.

Lo que ocurrió la semana pasada en un Consejo de Seguridad en Tierralta, Córdoba, es una muestra de la inconsistencia en la realidad que vive el país, y la que vive el gobierno. La gobernadora Marta Sáenz presentó un balance de la seguridad del último año en el departamento, el resultado 1.848 asesinatos perpetrados por terroristas, bandas criminales y delincuencia común.

Las cifras no coincidieron con las presentadas por el presidente Santos, lo que ocasionó una molestia del mandatario por la diferencia entre las cifras del Ministerio de Defensa y la Gobernación. La molestia del Presidente, fue opacada cuando la gobernadora le reiteró que Córdoba se había rajado en materia de orden público, y le sostuvo que una realidad como la vivida en su departamento no se le podía ocultar a los ciudadanos, exigiéndole una estrategia que integre un mayor pie de fuerza y una política social activa. En el mismo sentido, se pronunció el alcalde de Montería, Marcos Pineda, quien de manera contundente exigió al mandatario buscar medidas urgentes que frenen los índices de criminalidad registrados en Montería.

Posteriormente al Consejo de Seguridad, tuve oportunidad de escuchar a la gobernadora dando declaraciones en varias emisoras del país, sobre lo ocurrido allí. La doctora Sáenz concluyó que el cambio era evidente entre la política de seguridad del presidente Uribe y la política liderada por el presidente Santos, básicamente porque el primero tenía conversación todos los días con ella con el fin de mantenerse informado y de planificar esquemas de seguridad para el departamento, mientras que luego de un año de haberse posesionado el presidente Santos, esa era la primera oportunidad que ella había tenido de conversar con él sobre esta materia.

Lo que está ocurriendo en Córdoba, es simplemente un espejo de lo que está pasando en otras regiones del país, en los que las acciones de terroristas y grupos delincuenciales tienen en jaque a la población civil. La seguridad del país, debe retomar el rumbo y debe volver a ser liderada por el presidente de la República. Juan Manuel Santos conoce de primera mano cómo se hacen las cosas en esa materia, él debe ser quien asuma el mando, quien le dé el valor a la tropa, quien se convierta en el líder de quienes luchan día a día por nuestro país.

Lo aprendimos de Uribe, estar en la Presidencia de la República, y ser responsable de un país con los problemas que tiene Colombia no es una tarea fácil, es una tarea de todos los días, de todas las horas, y algunas veces una tarea desagradecida. Presidente Santos, los colombianos depositamos nuestro voto de confianza en usted, si algo valoramos hoy en día es la tranquilidad que empezaba a asomarse en nuestro país, por favor, retome los consejos de seguridad con la misma regularidad con que solían realizarse cuando usted era ministro de Defensa, mantenga la confianza ciudadana para que ella siga haciendo parte de la red de cooperantes que dejó la Administración Uribe, todos fuimos testigos de los excelentes resultados que se obtuvieron, retome el rumbo por la seguridad y el amor que estoy segura usted le tiene a nuestro país, Colombia entera se lo agradecerá.

Wednesday, July 6, 2011

El silencio de Vargas Lleras

Por Erika Salamanca

La semana pasada, el ministro del Interior Germán Vargas Lleras dio unas declaraciones en las cuales cuestionó de manera arrogante la actividad laboral de algunos ex ministros de la Administración Uribe. Aseguró, sin dar nombres, que varios ex funcionarios del gobierno anterior, hoy trabajan en empresas privadas que se vieron favorecidas por decisiones tomadas en la pasada administración.

Los señalamientos obedecen a la actual actividad laboral del ex ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, miembro de la Junta Directiva de Bavaria, y al ex ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez, quien hace parte de la Junta Directiva de Medoro, empresa minera. Ambos ministros aceptaron su participación en dichas juntas directivas, con la certeza de actuar dentro de los términos legales y sin que ello creara algún tipo de incompatibilidad.

Sin ninguna duda, el ministro del Interior no hizo estas declaraciones esperando silencio de parte del jefe de los ex ministros; tenía la certeza de que sus declaraciones tendrían inmediata respuesta del presidente Álvaro Uribe; cosa en la que no se equivocó. El presidente respondió a los señalamientos, defendiendo a sus ex ministros y explicando las razones por las que no estarían incurriendo en incompatibilidades de ningún tipo.

Así mismo, el presidente Uribe aprovechó para plantearle al ministro Vargas Lleras varios interrogantes, todos muy claros y concretos sobre algunas de sus presuntas actuaciones. Por supuesto, dichos cuestionamientos le cayeron como un baldado de agua fría al ministro. Fue evidente: Vargas Lleras, al que le gusta más la pantalla, se negó a responder y a dar declaraciones a la prensa y con un “bajo perfil” optó por expedir un “tweet comunicado” en el que decía “En razón al cargo que actualmente desempeño y a las funciones que cumplo, lamento no poder participar de un debate de esta naturaleza”.


Yo me pregunto si fue que al ministro se le olvidó quién empezó lo que él llama “el debate”, pues al mejor estilo de una persona sin carácter, tiró la piedra y escondió la mano; y no calculó que hoy los colombianos le pudiéramos estar exigiendo respuestas. Ningún funcionario público debe callar ante cuestionamientos tan graves; al contrario, tienen el deber ético y moral de responder a país por lo que se les cuestione, máxime si se trata de eventos que dejan alguna duda sobre su proceder (ver Decreto 41 de 1999, Código de Ética de la Función Pública). Entonces, ministro, ¿por qué no dar la cara a los colombianos? Cuéntenos si usted realmente estuvo de cacería con el paramilitar Mancuso; cuéntenos, cuáles han sido sus actividades en Casanare. ¿Por qué no nos deja claro si usted, como senador de la República, influyó o no en la elección del magistrado Ibañez en la Corte Suprema de Justicia? ¿Qué pasó con los procesos, si lo hubo, en su contra por su presunta relación con el paramilitarismo? ¿Acusó usted al ministro de Defensa del gobierno Uribe, hoy presidente de la República, Dr. Juan Manuel Santos, de ser el autor de una campaña de desprestigio en su contra? ¿Acusó usted de corrupción a la hoy ministra de Educación, Dra. María Fernanda Campo cuando ella era Presidenta Ejecutiva de la Cámara de Comercio de Bogotá, con el único objetivo de presionar para obtener contratos para miembros de Cambio Radical?

Cuéntenos, ¿recibió plata o no de una empresa de SaludCoop? ¿Qué relación o participación tiene su hermano en el sonado caso de SaludCoop? Cuando usted fue candidato a la Presidencia de la República, ¿viajó o no en un avión de los Nule? ¿Quién pagó el avión? ¿Podría mostrar la factura a la opinion pública? En caso afirmativo, ¿quedó reflejado en los gastos oficiales entregados a la Comisión Nacional Electoral? Recuerde, ministro Vargas, que una de las banderas del gobierno del presidente Juan Manuel Santos es combatir la corrupción y actuar con transparencia.


Usted, señor Ministro, quiere confundir con sus declaraciones a los colombianos, usted pareciera ser el “Decano” que quiere graduar de corrupto al Presidente y al gobierno que demostró honradez y capacidad de trabajo como ninguna otra administración lo había hecho. Por el contrario, usted se esconde ante los múltiples interrogantes. Como si no bastara, ayudado por sectores de la prensa, para quienes cualquier comentario de un fulano en contra de Uribe o su gobierno, merece la primera página, pero para pedir explicaciones concretas a un miembro del nuevo gobierno, y en este caso a usted, callan.

Finalmente, no sobra recordar que la política debe estar basada en la transparencia y en la confianza que se brinda a los ciudadanos. Ministro Vargas, tome las banderas de eso que usted tanto pregona, y dele la cara al país.

Friday, June 24, 2011

¿Y ahora qué?

Por Erika Salamanca

El 2 de octubre de 2009, los ex alcaldes de Bogotá, Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón y Enrique Peñalosa, tomaron oficialmente las banderas del Partido Verde. Posteriormente, y luego de varios coqueteos, los verdes hicieron alianza con Sergio Fajardo, quien renunció a ser candidato por su movimiento Compromiso Ciudadano para volverse fórmula vicepresidencial del candidato Antanas Mockus. Aunque pocos lo recuerden, también hizo parte del movimiento, aunque por un corto periodo de tiempo, la ex senadora y ex ministra, Marta Lucía Ramírez, quien decidió retirarse para participar en la consulta interna del Partido Conservador como candidata a la Presidencia de Colombia.

Con la fórmula Mockus-Fajardo, el Partido Verde logró 3,588.819 votos, equivalentes al 27,5% de los totales obtenidos en la segunda vuelta presidencial; votación que fue importante, pero que no le alcanzó a Mockus para llegar a la Casa de Nariño. Sin embargo, con ellos, sentaron el apoyo político de sus electores y comenzaron con pie derecho la incursión de un nuevo Partido que prometía una forma diferente de hacer política.

Hoy, la "Ola Verde" que pareció ser una marea en las presidenciales, no es la misma historia. El líder que hizo cantar arengas a millones, abandonó el partido porque no estuvo de acuerdo con el consenso al que llegaron las directivas para aceptar el apoyo del Partido de la U y específicamente, del presidente Álvaro Uribe a la campaña por la Alcaldía de Bogotá de Enrique Peñalosa. Hoy, Antanas Mockus se autodenomina, sin decirlo, el único dueño de la moral, valor que para el profesor ni siquiera tienen sus ex compañeros de causa Garzón, Peñalosa o Fajardo.

Para quien promulgó hasta el cansancio el famoso "no todo vale" queda claro que, no todo vale siempre y cuando no interfiera con sus propios intereses. Queda claro, que la recuperación de Bogotá y la lucha por garantizar que un buen alcalde llegue a la ciudad, no supera el interés particular del profesor Mockus. Es evidente, que Antanas tampoco sabe de lealtades, ha demostrado que su ego puede más que las virtudes, que puede más que el afecto y el compromiso con sus compañeros, electores y "amigos". Finalmente, nos queda claro también que el todo vale también lo aplica cuando no le gustan las normas, pero como dijo Enrique Peñalosa hace algunos días en una entrevista radial: "Uno no puede decir que participa de una democracia si sólo cumple cuando las decisiones le gustan a uno" y eso es lo que ha hecho Mockus.

Ya no hay nada que hacer, esta vez no creo que escuchemos declaraciones como: "ayer renuncié pero ya no"; el Partido Verde quedó cojo, y aunque no soy militante de ese movimiento, realmente siento que le hace daño a la democracia acabar con lo que pudo haber sido una fuerza política sólida que representara a los colombianos que se sentían identificados con sus ideas. Se fue Mockus, y con él es posible que muchos de sus seguidores. Quizás esto ponga en riesgo el triunfo de Peñalosa. Hoy, sin Antanas, el camino de Enrique parece más difícil, algunos ciudadados partidarios de la Ola Verde dicen que no votarán por Peñalosa y lo mismo dicen algunos uribistas, entonces quién está perdiendo? Peñalosa? No, yo creo que está perdiendo Bogotá.

Me motiva entonces invitar a los bogotanos a dejar a un lado las diferencias políticas, ahora es importante que todos nos unamos para recuperar la ciudad, no se puede botar el voto por odios o por simple indiferencia. Si no actuamos pensando en los intereses de la ciudad, los perjudicados seremos todos. Por eso, como bogotana, les digo a los militantes del Partido Verde, escuchen la propuesta de Peñalosa y no vayan como los borregos detrás de alguien que claramente se equivocó en dejarlos solos. Si ustedes no apoyan a Peñalosa, estarán dando la estocada final al movimiento por el que aparentemente lo daban todo. A los uribistas, que aún dudan si darle el voto a Peñalosa es conveniente o no, les digo, tomen como ejemplo lo que hace el propio presidente Uribe, aunque Peñalosa reconoce las grandes virtudes y buen gobierno durante su presidencia, también ha sido contradictor de algunas iniciativas uribistas, por ejemplo, de la segunda reelección, y sin embargo, no por ello el presidente Uribe no reconoce las virtudes y cualidades de Enrique, no por eso, deja de desconocer la buena gestión que realizaría en la Alcaldía. Es simple, Uribe se desprende de cualquier interés personal o partidista, para garantizar el bienestar de los bogotanos. Entonces ¿por qué nosotros no hacer lo mismo?

La decisión de Mockus abre las posibilidades de conseguir la Alcaldía a otros candidatos. Es evidente que con el actual panorama, la balanza pueda estar inclinándose hacia Gustavo Petro o Gina Parody, pues en el evento en el que Mockus no se presente como candidato o decida apoyar a su esposa a una eventual candidatura por recolección de firmas, se unirá al candidato progresista o a la candidata independiente.

Lo grave de todo este asunto es que percibimos una candidatura pasiva por parte de Peñalosa. Ha sido notorio que no mantiene un diálogo fluido con la gente. Por ejemplo, no aprovecha al máximo las herramientas que hoy la tecnología pone en sus manos. El uso y buen manejo de las redes sociales es clave, lo demostró Barack Obama en su candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos, él logró llegar a la gente a través de su página de Facebook, interactuaba con los electores, se ganó la confianza de ellos a tal punto que los motivó para que cualquier ciudadano, sin importar su condición económica, donara dineros a su campaña. Hoy, no sólo existe Facebook, está Twitter, una red social que permite aún más la interacción entre comunidades cibernéticas. Escribirle a la gente y responderle, es muestra del interés de un político por sus electores. Hoy, el candidato que saca mayor provecho a estas tecnologías es Gustavo Petro, quien utiliza su cuenta de Twitter para escribir y contestar mensajes no sólo de sus seguidores sino de sus contradictores, es abierto al debate y esto gusta y atrae a la gente.

Desafortunadamente y con relación a este punto, Peñalosa no ha entendido que a los ciudadanos nos gusta ser escuchados, y que la interacción con nuestros líderes políticos es importante. Todos sabemos lo buen gerente y excelente alcalde que fue y que volvería a ser, pero si no cambia su estrategia con el electorado, se repetirá la historia de su última candidatura en la que la izquierda en cabeza de Samuel Moreno se llevó el triunfo de Bogotá. Dr. Peñalosa, las alianzas que verdaderamente perduran son las que se hacen con la gente, por favor dele un giro a su campaña.

Saturday, June 11, 2011

No a la despenalización de la droga

Por Erika Salamanca

La semana pasada, en Nueva York, salió el informe de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, en el cual participaron intelectuales como el peruano Mario Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes, ex presidentes como César Gaviria, de Colombia, Ernesto Zedillo, de México y Fernando Cardoso, de Brasil, ex funcionarios de organismos multilaterales como Koffi Annan, Ex secretario general de las Naciones Unidas y empresarios como Richard Branson, fundador del Grupo Virgin y confundador de The Elders, del Reino Unido, entre otros. En dicho informe, propusieron al gobierno de Barack Obama, cambiar el modelo de represión y prohibición de las drogas, por uno de despenalización y legalización de las mismas.

Encontrar dentro de este grupo de destacados al ex presidente colombiano no deja de dar sorpresa. Durante el gobierno Gaviria, Colombia fue, como hasta ahora, defensora de la misma política antidroga que lidera Estados Unidos. A pesar de haber caído en algunas componendas con la cabeza principal del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, nunca conocimos durante el mandato de Gaviria posición contraria a combatir a dichas mafias, pues fueron los grandes carteles de la época los que propiciaron los mayores dolores de cabeza a ese gobierno y quienes fueron protagonistas de una de las épocas de mayor violencia y derramamiento de sangre en el país. Los actos de terrorismo de entonces fueron financiados cien por ciento por el narcotráfico. Por eso, que el ex presidente Gaviria hoy defienda una política antidroga encaminada a la despenalización es ridículo.

Tal vez hoy no tengamos los carteles de la droga de los ochenta y noventa, pero tenemos grupos guerrilleros y paramilitares que se financian del narcotráfico, y quienes no sólo no se conforman con la producción y la comercialización sino que usan las tierras de las campesinos colombianos para desplazar y asesinar a todos aquellos que no estén dispuestos a servir de alguna manera a la actividad ilícita implícita de este negocio. Cada kilo de coca, o cada cigarrillo de marihuana que fume un ciudadano cualquiera estará manchado de sangre, y ello no cambiará por el simple hecho de no penalizarlo.

La lucha antidroga no ha sido del todo exitosa, fundamentalmente por dos factores: primero, porque los países consumidores no han sido lo suficientemente fuertes en disminuir los índices de consumo, y segundo, porque a pesar de haber países comprometidos, como en el caso de Colombia, con la erradicación de cultivos y la disminución evidente de la producción de los últimos años, también hay países que se prestan a la cooperación delincuencial. Venezuela, por ejemplo, no es reconocido por cultivar coca ni marihuana, pero en cambio, si es bien sabido que su territorio es usado en las principales rutas del narcotráfico.

El informe señala que la verdadera lucha contra las drogas debe enmarcarse en la despenalización, educando y tratando médicamente. Sobre este particular, comparto la idea de rehabilitar al adicto, pues éste finalmente es una víctima más del flagelo; pero, sobre todo, es necesario llevar a la sociedad campañas de prevención que garanticen la disminución en los índices de adicción.

Dicen los que están a favor del informe, que hemos superado la legalización del tabaco y del licor, pero preguntémonos, ¿ha demostrado nuestra sociedad ser responsable con el uso del tabaco y de el licor? Hemos garantizado el no acceso a los menores de edad? En teoría, la venta de cigarrillos y licores a menores está prohibida, pero ¿quién regula?, ¿quién audita?, ¿quién penaliza? Nadie. Hagan la prueba, envíen a sus hijos de catorce o quince años a una licorería, pídanles que compren una botella de vino y un paquete de cigarrillos, se darán cuenta de que volverán a casa con la misión cumplida.

Y entonces, con base en nuestra propia experiencia, ¿pretendemos dejar abierta la posibilidad de que nuestros niños tengan a la mano drogas? No se trata de dejar la responsabilidad de educar a los hijos al Estado, pero la construcción de una sociedad sana y próspera debe darse de la mano de los padres de familia y también del Estado. Podemos enseñar a nuestros niños los peligros de caer en esa clase de vicios, educarlos para que llegado el día sepan decir no, pero hemos visto casos documentados en los que muy a pesar de la buena educación de la familia, los adolescentes terminan cayendo en esas redes de las que luego es muy difícil que salgan.

Hoy en día el microtráfico es llevado a los colegios, los jóvenes encuentran fácilmente a los expendedores de droga, los padres y miembros de la comunidad denuncian, pero dado que los vendedores no llevan en sus bolsillos más que la dosis personal, no pueden ser judicializados. ¿Cómo cambiaría este panorama si legalizamos? Simplemente dejaremos de denunciar, pero ¿dónde dejamos el futuro de los pequeños?

Dice el informe: “Esto nos recuerda que las políticas de drogas inicialmente se desarrollaron e implementaron con la esperanza de alcanzar resultados en términos de una reducción de los daños a los individuos y la sociedad, menos crimen, mejor salud, y más desarrollo económico y social…”. ¿Será entonces que legalizando desarrollaremos la estrategia perfecta para reducir los daños a la sociedad? ¿Se reducirá el número de crímenes? ¿Gozaremos de mejor salud? ¿Vendrá con ello más desarrollo económico y social?

Finalmente, y en el caso de que se tomen en serio el informe, no acabará el flagelo si legalizan o despenalizan únicamente en un país, no se puede dejar a potestad de cada nación el criminalizar o no. No se puede llegar a esta decisión sin que antes el mundo haya hecho verdaderos programas de educación y prevención y sobre todo sin que se hayan tomado verdaderas medidas judiciales contra quienes irresponsablemente incitan a los menores de edad al consumo de cualquier sustancias prohibida para ellos.

Thursday, June 2, 2011

Fujimori Versus Humala, la recta final
 
 
Faltan sólo unos días para que se sepa quién ganará las elecciones presidenciales en Perú. Los peruanos tendrán que definirse entre Keiko Fujimori de 36 años de edad, limeña, administradora de empresas y candidata por el movimiento Fuerza 2011, o por Ollanta Humala, de 48 años, oficial retirado del ejército y candidato del movimiento Gana Perú.
El domingo pasado, los candidatos participaron de uno de los debates más esperados por los electores. El encuentro defraudó un poco a los espectadores cuando fue notorio el libreto previamente acordado con los candidatos, por lo menos en cuanto a los temas y la metodología. Muchos terminaron criticando a Fujimori por haberse valido del ''papelito" y aplaudieron al candidato Humala, quien trató de responder sin ayuda de lectura. Sin embargo, este último fue víctima de algunos momentos de balbuceo y tartamudeo consecuencia de su improvisación.

El debate fue dividido en 4 puntos: (I) Lucha contra la pobreza, (II) Seguridad y Narcotráfico, (III) Institucionalidad democrática, y (IV) Economía e Inclusión social. Ambos candidatos hicieron propuestas similares en los cuatro frentes, sin embargo, hubo aspectos que hicieron que se marcara diferencia entre cada uno de ellos. He aquí algunos puntos:

Keiko se concentró en hablar únicamente de su programa de gobierno, enfatizando de manera enérgica que su candidatura sólo tenía un discurso y un programa de gobierno a diferencia de su contrincante, quien, como todos hemos sido testigos, ha acomodado un programa de gobierno distinto dependiendo del escenario. Al inicio de la candidatura, el discurso de Humala era totalmente de izquierda, muy enfocado al estilo del Socialismo del Siglo XXI, sin embargo, esto le fue restando puntos en las encuestas y lo obligó a bajarle el tono a sus intervenciones y a proponer cambios en su agenda presidencial. El señor Humala ha dicho tantas cosas diferentes respecto a los mismos temas, que los electores realmente no saben cuál es el programa de gobierno oficial. Por ejemplo, al inicio proponía con urgencia cambiar la Constitución Peruana de 1993 y derogar o replantear los tratados de libre comercio firmados por Perú, y expresaba con orgullo su amistad y cercanía con Hugo Chávez. El tono definitivamente fue cambiando cuando Vargas Llosa manifestó que le daría el beneficio de la duda y que votaría por él confiando en que llevara a cabo un gobierno de línea demócrata.
Hoy, por el contrario, y luego del debate televisivo, el sr. Humala dejó un vació ante la pregunta de Keiko sobre su verdadero interés en cambiar la Constitución, aprovechó para prometer que respetaría los tratados de libre comercio ya firmados y aclaró que sólo quería gobernar por 5 años. Estó último no es garantía de nada, recordemos la entrevista que hizo Jorge Ramos a Hugo Chavéz hace 12 años antes de que fuera elegido Presidente de Venezuela. Chávez, el demócrata que aparentaba ser en la pantalla se convirtió en un tirano que hoy rehúsa abandonar el poder y cínicamente se escuda en que los procesos electorales han sido llevados a cabo en ejercicio de la plena democracia, como si el mundo ignorara los fraudes cometidos para mantenerse al mando desde Miraflores. Nadie en su momento pareció recordar que el teniente coronel Hugo Chávez, el 4 de febrero de 1992, intentó un golpe de Estado en Venezuela al entonces presidente Carlos Andres Pérez (q.e.p.d.), con estos antecedentes, haber creído en Chávez fui ingenuidad del pueblo venezolano.

Hoy, Perú se encuentra en situación similar, Humala es un golpista, y Fujimori se encargó de recordárselo. El señor Humala atentó contra la democracía peruana cuando a la cabeza estaba el presidente Alejandro Toledo, quien curiosa e inexplicablemente hoy apoya al candidato golpista. Ojalá la lección vivida por los venezolanos, no tenga que vivirla en carne propia el pueblo peruano, porque como digo yo, el que es, no deja de ser.

La candidata Fujimori, estuvo muy concreta y segura en su participación. Pareció que por momentos le tocó estar a la defensiva de las acusaciones y emboscadas que le hizo Humala, quien le recordaba insistentemente los problemas de corrupción y violación a los derechos humanos que tuvo el gobierno de su padre. Sin embargo, Keiko fue muy clara y directa frente a las acusaciones, claramente ella no puede ser víctima de actuaciones que cometieron terceras personas en el gobierno de Alberto Fujimori.

Algo que gustó mucho y marcó diferencia, fue la contundente declaración de Fujimori al manifestar que ella nunca llamará a los terroristas con el nombre de fuerzas beligerantes, caso contrario podía asegurar Ollanta, quien en su libro "De Lucumba a candidato de la Presidencia" pidió trato de beligerancia al grupo terrorista Sendero Luminoso. Esta fue una estocada de Fujimori cuando Humala pretendió asegurar que siempre había combatido la criminalidad y las dictaduras.
Perú debe hacer memoria y recordar que el comandante Humala sirvió lealmente y por siete años desde el ejército a la dictadura del entonces Alberto Fujimori, razón por la cual ha sido investigado por violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. Así las cosas, su argumento de combatir dictaduras queda totalmente deshecho. Lástima que Keiko no se lo haya recordado.

De otra parte, la propuesta del candidato representante del movimiento político Viva Perú en la que textualmente dice: "Se incorporará mediante norma expresa la justicia militar en fuero del poder judicial" deja sin mucho entusiasmo a los miembros de la Fuerza Pública peruana. Los colombianos hemos sido testigos del impacto que causan este tipo de decisiones en quienes por convicción y por el deber a la patria deben combatir a los criminales, pero que ante una situación de ésta índole, nos les queda más remedio que caer en el apaciguamiento y en la falta de determinación al combatir al enemigo por el miedo a quedar condenados bajo la justicia ordinaria.

El debate, aunque no causó mayor entusiasmo, sí deja una reflexión y es que la historia está marcando la pauta para que los peruanos elijan la mejor opción para su futuro. O Perú mantiene la democracia y confía en el fortalecimiento de ésta en manos de Fujimori, o se instaura una sucursal de la izquierda mediocre y destructiva que poco a poco ha ido contaminando nuestro continente. Nadie aprende con las experiencias de otros, pero de todo corazón, los colombianos hacemos votos para que Perú no caiga en manos del dictador Hugo Chávez a través de la figura de Humala en el poder. Peruanos, ustedes deciden.

Tuesday, May 24, 2011

Bogotá necesita a Peñalosa


Entre 1998 y 2001, Bogotá demostró que era posible gobernar bajo el esquema de democratización urbana con una administración responsable, transparente y honesta. Fue el entonces Alcalde, Enrique Peñalosa, quien demostró con hechos que la capital del país podía convertirse en una ciudad modelo digna de admiración y ejemplo para Latinoamérica y el mundo.

¿Cómo lo hizo?

Uno de los principales males que aquejaban a la ciudad era la invasión del espacio público, su recuperación dejó de limitarse a la reubicación de vendedores ambulantes en los andenes de la capital o al parqueo ilegal de vehículos. Enrique sumó todos los esfuerzos para combatir desde cualquier frente todas las formas de abuso al espacio público. Logró culminar con éxito la tarea de recuperar zonas de la ciudad que siempre habían sido consideradas como focos de drogadicción, venta de armas y de ejecución de actividades criminales. Uno de los mejores ejemplos es la recuperación de El Cartucho, famoso sector en el centro de la ciudad que por muchos años había permanecido bajo el poder de indigentes al servicio del delito. Esta zona se convirtió en el Parque Tercer Milenio, lugar que le devolvió la vida al sector y le brindó seguridad y esparcimiento a sus habitantes.

La construcción de este parque, trajo consigo no sólo la demolición de 23 hectáreas y la expulsión de los indigentes, también trajo el acompañamiento de programas de rehabilitación para los habitantes de la calle, logrando que más de 1.500 personas posteriormente se vincularan laboralmente a varias entidades del Distrito.

Otro factor importante fue la legalización de 437 barrios subnormales. Peñalosa combatió la construcción de barrios piratas y complementó la tarea impulsando el Programa Metrovivienda, una propuesta para proporcionar vivienda de interés social digna para los estratos 1 y 2 de la capital. Este programa permitió que cientos de familias se beneficiaran y por primera vez contaran con una casa propia.

En cuanto a educación, Peñalosa logró aumentar en tres años, 181.000 nuevos cupos, construyendo 23 nuevos colegios y reconstruyendo 25 más, dejándolos con 14.000 computadores conectados a internet para uso exclusivo de los estudiantes. Así mismo, inauguró jardines infantiles en los estratos más bajos con la calidad de los más altos. También, construyó una red de bibliotecas en la capital, tres de ellas, megabibliotecas y doce más pequeñas, las cuales hoy en día hacen parte de la vida cotidiana de más de cuatrocientos mil usuarios que las visitan al mes. Este logro sin duda ha contribuido para que nuestros niños y jóvenes hoy hagan parte de una generación más interesada en la investigación y en la lectura.

Finalmente, la movilidad fue el gran éxito de su administración, el sistema integrado de transporte Transmilenio dejó más de 104 kilómetros construidos y listos para transportar miles de pasajeros al día. Este sistema de transporte masivo logró que los bogotanos dejaran el carro en la casa y tomaran transporte público. Esto no sólo benefició a los usuarios en términos de tiempo y ahorro de dinero, sino que también benefició al medio ambiente, pues en números representa un carro menos contaminando el aire capitalino por cada cinco usuarios de este sistema de transporte. Así mismo, la creación de 300 kilómetros de ciclorrutas integradas a Transmilenio permiten que hoy el 4 por ciento de la población use la bicicleta como medio de transporte para llegar a su trabajo, colegio o universidad.

¿Qué pedimos a Enrique Peñalosa para su próxima administración? Solamente algunos puntos necesarios para ayudar a garantizar su buena gestión. Necesitamos que como Alcalde se comprometa a tener un diálogo constante con los ciudadanos, que lidere durante su mandato un programa de seguridad claro, en el que día a día se desarrollen estrategias a través de la cooperación con la comunidad y por supuesto de la Fuerza Pública.

La reestructuración de la educación secundaria de la capital es prioritaria, necesitamos que se adicionen al currículum de los estudiantes materias de orden técnico y tecnológico que les permitan desarrollar actividades simultáneas que de alguna forma pueda representarles ingresos y desarrolle el emprendimiento en los jóvenes.

Así mismo, es importante que el Distrito haga parte activa del programa “Familias en Acción Emprendedoras”, que buscaría dar patrocinio económico a las familias de estratos bajos que tengan la posibilidad de iniciar alguna actividad productiva con factibilidad de crecimiento y sostenimiento a futuro.

Finalmente, y dados los escandalosos actos de corrupción en el tema de contratación estatal, es indispensable que todos los contratos que se realicen durante su administración sean adjudicados mediante audiencia pública, y que una vez adjudicados tengan veedurías de la ciudadanía, cámaras de comercio y universidades.

Bogotanos, Peñalosa representa el médico especializado que necesita nuestra ciudad, no podemos darnos el lujo de elegir al médico general ni al practicante, tenemos que elegir al especialista. La decisión está en nuestras manos.

Friday, May 20, 2011

No habrá Caguán
 
 
La Ley de Orden Público fue la primera norma legislativa que firmó el presidente Santos en diciembre de 2010, en ella se prohíben las zonas de despeje para los grupos violentos y también se especifica que no habrá zonas vedadas para la Fuerza Pública. Muchos colombianos celebramos la sanción de la Ley, pues ella nos garantiza que el Estado no volverá a ceder ni un centímetro cuadrado del territorio nacional, no tendremos que someternos nunca más a entregar el país al terrorismo como lo hizo en su momento el gobierno de Andrés Pastrana con sus negociaciones en el Caguán y en cierta medida garantiza la presencia de la Policía en todos los rincones del país.

Entonces ¿por qué tenerle miedo a un Caguán II? El cambio en las políticas prometidas en campaña y el enfoque que le ha dado el presidente Santos a su gobierno nos han hecho dudar de ello, pero la Ley que él mismo firmó nos garantiza que no caerá en el juego de una zona de distensión. Sin embargo, ello no quiere decir que no pueda haber una negociación con las FARC o con otros grupos narcoterroristas.

El reconocimiento que ha hecho el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, al declarar que en Colombia sí hay conflicto interno armado, ha liberado sin ningún pudor, toda la felicidad de quienes abiertamente y sin temor de ser juzgados, son conocidos como simpatizantes, colaboradores y embajadores de las FARC. Para la muestra sólo hay que leer la última columna de Piedad Córdoba, en la que un aparte dice:
"Por supuesto, nuestra mayor aspiración es que tras el reconocimiento que ya de manera irreversible ha producido al actual gobierno colombiano, se conjuguen todos los esfuerzos para potenciar una salida política negociada al conflicto armado, para una paz con justicia.

En mi calidad de coordinadora de Colombianas y Colombianos por la Paz, en el curso de 2010 y 2011 he recibido comunicaciones directas y expresas de las máximas comandancias de las organizaciones rebeldes FARC-EP y ELN, en las que se manifiesta su voluntad de regular o humanizar el conflicto armado".

A nadie debe quedarle duda, que el gobierno está abriendo la puerta y ha dado el primer paso para iniciar una negociación con las FARC, negociación, que, como lo decía al principio, no será objeto de zonas de distensión, dada la prohibición contemplada en la norma citada, pero que con toda certeza, se realizará en territorio internacional, en un país “amigo,” en donde las FARC se sientan como en casa. ¿Ideas? Aunque Hugo Chávez está dispuesto a ofrecer suelo venezolano para éste fin, el mandatario del hermano país no pasará de ser un “facilitador” en el proceso, pero ¿quién duda de la hospitalidad que puedan brindar Raúl y Fidel Castro? Sin manto de duda, los hermanos Castro abrirán las puertas de su isla para que ésta sea sede de los diálogos “farcsantes”.

No sería la primera vez, Cuba ha sido partícipe de diálogos previamente, Fidel estará feliz de volver a ser anfitrión. Por su parte, el gobierno de Colombia, anticipándose a los hechos, designó a un embajador de lujo en la isla, un ex vicepresidente de la República. ¿Alguien se pregunta por qué el Dr. Bell no está en una embajada en Europa y en cambio prefirió pasar una temporadita en la Habana? Les dejo la reflexión.

Lo cierto es que Colombia no puede devolverse a las épocas en las que se negociaba con terroristas, nada bueno quedó de ello. Antes de cualquier intento de negociación, los narcoterroristas del ELN, FARC, Paramilitares, etc., deben entregar a todos los secuestrados, comprometerse a no cometer actos terroristas y estar dispuestos a confesar sus crímenes bajo el marco jurídico de la Ley de Justicia y Paz. Recordemos que la misma Ley de Orden Público mantiene las facultades al presidente de la República para iniciar procesos de paz. Sin embargo, vale la pena destacar que esta misma impide que se otorguen indultos individuales o colectivos a quienes hayan sido responsables de crímenes de lesa humanidad y hayan reclutado menores de edad, no importa que los actores de dichos delitos se acojan a procesos de paz.

Basado en lo anterior, es necesario que el gobierno colombiano deje claro a los grupos terroristas, que un diálogo de paz no abrirá ninguna posibilidad de indulto, tendrán que pagar cárcel. Entonces ¿querrán estos grupos tener una salida negociada? Juzguen ustedes mismos.

Wednesday, May 11, 2011

Dónde está el partido?
 
Desde muy joven comencé a interesarme por los temas políticos del país, siempre tuve claro que el día que diera mi primer voto en las urnas, lo haría por el candidato que representara las mejores ideas y las mejores propuestas, y no me dejaría llevar por los colores políticos del momento.

Mi apatía por los partidos políticos comenzó muy temprano. Recuerdo las clases en el colegio, donde el profesor narraba los sucesos que habían marcado la historia reciente del país, la llamada época de la violencia, protagonizada por la lucha entre liberales y conservadores, lucha que encontró el detonante en la muerte del liberal Jorge Eliecer Gaitán. El asesinato de este líder político trajo consigo muchos otros crímenes, terrorismo y destrucción de la propiedad pública y privada, no sólo en Bogotá, sino en todas las ciudades de Colombia.

Mi padre solía contarme la historia de ese 9 de abril de 1948, cuando él tan sólo tenía 9 años. El Bogotazo no discriminó edad, estrato, ni condición, todo el país fue víctima de un baño de sangre en el que murieron cerca de doscientas mil personas. Nadie de mi familia pereció en ese episodio, pero puedo imaginar la angustia vivida por ellos por las narraciones de mi papá, en las que al detalle ilustra cómo la gente hacía saqueos, quemaba el tranvía, y destruía iglesias. No se salvaba nada, el odio encegueció a la gente.

No justifico ni justificaré que la política pueda generar tales grados de violencia. Tuve siempre la creencia, basada en los hechos históricos, de que los partidos políticos no traían más que odios y polarización a un país. Sin embargo, hoy soy consciente de la importancia de consolidar dichos partidos como parte importante de una democracia, deben ser entes que representen un cuerpo de doctrina que eduque de alguna manera a los ciudadanos en los principios democráticos, en el valor y el respeto por las instituciones y en la defensa y promoción del estado de opinión como parte fundamental del Estado de derecho.

En Colombia, los partidos políticos no representan lo que deberían, en mi humilde opinión, simplemente se han ganado un rol de carácter institucional, los miembros de las diferentes colectividades en nuestro país son quienes ocupan las más altas dignidades dentro del Estado, en el Poder Ejecutivo, en el Legislativo y en el Judicial. Pareciera entonces, que sólo quienes pertenecen a maquinarias políticas logran conseguir fácilmente una magistratura, una silla en el Congreso de la República, un ministerio, o una embajada. Claro, toda regla tiene su excepción, pero en el panorama general, es así como desde la barrera lo vemos los colombianos que no hemos estado vinculados directamente con la política.

¿Se han preguntado alguna vez por qué en Colombia los partidos no tienen ninguna credibilidad?, ¿por qué no han podido formar un cuerpo de doctrina claro?, ¿por qué hay distancias ideológicas abismales entre dos miembros de una misma colectividad? Creo que una de las razones fue su afán de consolidar poder sin involucrar al pueblo. Además, militan en ellos líderes que lejos de representar una doctrina de pensamiento, representan el “voltearepismo”, son camaleones políticos que van cambiando de color de acuerdo con sus intereses; simplemente hacen parte de una colectividad con base en los beneficios que ello pueda representarles. Por eso, hoy vemos políticos que ayer fueron rojos, hoy son azules y mañana serán verdes. Son los que se hacen elegir por el pueblo con un partido, y terminan gobernando bajo las banderas de otro.

Yo, soy uribista, creo en la ideas del líder que le demostró a toda una nación que se podía recuperar el rumbo, pese a que por muchos años se la calificó de Estado Fallido. Soy uribista, pero me siento sin partido. Aunque el Partido de la U representa las ideas del presidente Uribe, aún no sienta las bases para asegurar una larga vida a la colectividad. Han caído en el error de todos los demás, aceptar militantes oportunistas que nada tienen que ver con las políticas del uribismo. El Partido de la U debe desprenderse de todo aquel que no represente los intereses, las ideas y los valores democráticos que practicamos los verdaderos uribistas.

Es obvio que en una colectividad existan algunas diferencias, es normal, pero estas diferencias no pueden ser estructurales. Por eso, con mi columna de hoy, quiero hacer un llamado al uribismo, un llamado que logre reunir a los verdaderos militantes de nuestra corriente política, para que sea un partido que se base en las ideas y las políticas del presidente Uribe, un partido con un discurso consistente, sin demagogia, una colectividad que represente la relación mutua entre democracia representativa y participativa, en el que la confianza popular brinde gobernabilidad y transparencia. Un partido consciente del significado de la austeridad, un partido de principios, con visión de desarrollo y de crecimiento económico. Una colectividad con toda la determinación de combatir al terrorismo por vías institucionales y sin apaciguamientos. Un partido que represente el bienestar del ciudadano, construido de la mano de una política de inversión con responsabilidad social. Tenemos el líder y jefe político, pero ¿dónde está el partido?

Sunday, May 1, 2011

Las Razones de Vargas Llosa

Las Razones de Vargas Llosa

América Latina se encuentra a la expectativa por conocer quién será el ganador de la contienda electoral en las elecciones presidenciales de Perú. En la primera vuelta se “quemaron” candidatos como Toledo y Pedro Pablo, que generaban cierto grado de confianza para garantizar continuidad a las políticas exitosas que aplicó el gobierno de Alan García, y que hoy tienen al Perú encabezando la lista de los países de la región con mayor crecimiento económico y con una reducción envidiable en la tasa de pobreza.

Próximamente, se disputará la ronda final con la segunda vuelta electoral en la que se decidirá quién llevará las riendas del hermano país por los próximos cinco años. Por un lado está Ollanta Umala, quien representa el camino seguro para llevar a los peruanos al abismo y retroceso del mal llamado Socialismo del Siglo XXI que lidera Hugo Chávez, personaje que no ha ocultado en ningún momento su propósito de expandir sus ideales por toda la región. Este comunismo anticuado, funciona bajo la máscara de democracia disfrazada, donde el principal objetivo del Estado no es el garantizar el bienestar de sus habitantes, sino garantizar a toda costa la continuidad de una tiranía que despilfarra los recursos de una nación en pro de intereses particulares.

Claro, mantienen un discurso de carácter social en el que convencen a la población más vulnerable de su lucha por la igualdad y la reivindicación de los pobres a punta de “arepa socialista”. Son estos mismos gobiernos los que desangran al Estado, y lo condenan a un atraso irremediable. Esta forma de hacer “política” no es sostenible en el mediano plazo, pues no genera ninguna confianza al inversionista nacional y mucho menos al extranjero. Son Estados que a pesar de contar con riqueza en sus recursos naturales, como es el caso de Venezuela con el petróleo, terminan dependiendo de terceros países para garantizar el acceso a productos básicos de la canasta familiar a sus habitantes, por supuesto con precios demasiado altos y sin que se asegure un aprovisionamiento constante.

Dada la falta de garantías con esta clase de políticas y dirigentes, los Estados terminan siendo parasitoides, no hay quien quiera trabajar con emprendimiento, no hay innovación, no hay ciencia y tecnología, no hay inversión, ¡no hay nada!

El otro lado de la moneda, lo protagoniza la candidata Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, quien condujo un régimen de extrema derecha y hoy se encuentra en la cárcel, pagando una condena de 25 años de prisión por haber sido juzgado como autor de crímenes de lesa humanidad y por actos de corrupción sucedidos durante sus años de gobierno. Keiko, con una trayectoria política reciente, ha sido una de las congresistas más populares del Perú, la más votada de la historia del país. Cuenta tal vez con el apoyo del mismo electorado que le agradece a su padre haber tenido la entereza y determinación de combatir y derrotar al grupo terrorista Sendero Luminoso y haber salvado a Perú de ser víctima de una guerrilla que se hubiera podido convertir en un grupo terrorista de las proporciones de las FARC.

Sobre este tema en particular, hace unos días, conocimos las declaraciones del Nobel Mario Vargas Llosa, en las que aseguró que no votaría por Fujimorí porque eso sería legalizar la dictadura. Los que hemos seguido la trayectoria del Nobel nos sentimos un poco confundidos por su determinación. Si bien Fujimori puede crear dudas respecto a lo que puede ser su mandato como presidenta del Perú, no se le puede juzgar por lo que hizo su padre. Vargas Llosa se ha caracterizado por ser un hombre con pensamientos e ideales considerados de derecha y democráticos, por eso causa extrañeza que hoy invite a sus conciudadanos a votar por Umala sin que haya caído en cuenta de la gravedad de lo que significa que Perú ingrese a la lista de países suramericanos de línea social-chavista.

Pero todo tiene una explicación, recordemos el año 1990. En ese entonces, Perú estaba en un proceso similar al actual, buscando un candidato que ocupara la silla del Despacho Presidencial, los candidatos eran Alberto Fujimori y el hoy premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Fujimori, era rector de la Universidad Agraria La Molina, un desconocido ingeniero agrónomo que saltó al campo político y que diluyó los sueños del escritor peruano, quien lideraba la coalición de derecha de Acción Popular y el PPC. Ese año, Fujimori arrasó en segunda vuelta con una votación a favor del 60% gracias al apoyo que tuvo entre otros, del entonces Presidente Alan García y de los movimientos políticos de izquierda del Perú.

Desde entonces, Vargas Llosa se convirtió en el más grande contradictor político de Fujimori y de su gobierno. Fue el mismo escritor quien se encargó de denunciar al mundo los excesos de autoridad, crímenes y escandalosos actos de corrupción de su gobierno, los cuales una vez hicieron efecto en los estrados judiciales, lo llevaron a renunciar a la Presidencia de Perú desde Japón y finalmente lo destinaron a vivir una condena de casi tres décadas.

Entiendo las razones del Nobel para no apoyar a la hija de Fujimori, pero no comparto que incite a sus compatriotas a caer en el abismo, cegado por un odio político que en la actualidad no tiene ninguna vigencia. Sería bueno preguntarle algún día a Vargas Llosa por qué no promovió el voto en blanco, el cual sería lógico respaldarlo en su posición y más acorde con sus ideales éticos, políticos y democráticos en lugar de arriesgar varias generaciones de peruanos que de llegar a ser víctimas del Socialismo del Siglo XXI, podrían tardar varías décadas en recuperar su democracia

Friday, April 22, 2011

Jara y el mundo al revés

Jara y el mundo al revés


Siete años y siete meses fue el tiempo que duró secuestrado el ex gobernador del Meta Alan Jara en manos de los narcoterroristas de las FARC. Su secuestro se produjo el 15 de julio de 2001 cuando se desplazaba en un carro de las Naciones Unidas. En ese entonces, Jara había terminado su período como gobernador del Meta y se desempeñaba como consultor de este organismo internacional.

Es difícil imaginar lo que significa vivir una pesadilla en la que se vulneran absolutamente todos los derechos humanos. El secuestro es una experiencia dolorosa de la que únicamente pueden dar testimonio y hablar con propiedad quienes hayan tenido el infortunio de vivirlo. Los colombianos, en su gran mayoría, hemos sido apenas testigos de los relatos hechos por compatriotas que han querido compartir sus experiencias con nosotros al regreso de su calvario. Con plena certeza, sabemos que eso que imaginamos no corresponde ni siquiera al diez por ciento del dolor que debieron pasar estas personas y sus familias.

En el caso de Jara, me conmovió sobre manera el momento de su liberación; en particular ver el abrazo de su esposa y de su hijo que lo esperaron por muchos años y que indudablemente fue la recompensa a la paciencia y a la fe que tuvieron en que algún día volverían a verse. Compartí con ellos esa alegría, así como la había compartido con otras personas que volvían a vivir su libertad luego de pasar años secuestrados en la selva. Esperé con mucho entusiasmo los momentos en que en la rueda de prensa Jara comenzaría a dar declaraciones a la opinión pública. Pero mi entusiasmo se fue desvaneciendo a medida que iban saliendo las palabras de su boca. Claramente, el señor Jara estaba mostrando síntomas que solamente se podían enmarcar dentro del cuadro psíquico “síndrome de Estocolmo”.

Recordemos apartes de sus declaraciones y tratemos de entender cada una de ellas, empecemos: Dice Jara: “Allí (refiriéndose al secuestro en la selva) no hay maltrato, no hay humillación, no hay grosería”. Pensaríamos que es lógico que si se cohíbe la libertad a alguien, ese hecho ya genera maltrato. Ir custodiado por un extraño al “baño” y entiéndase por baño cualquier lugar de la selva no acondicionado para necesidades fisiológicas, pensaría uno que genera humillación. Que estar amarrado como un perro, debe hacer sentir al ser humano miserable. Pero no, no para Jara. De hecho, él suma a sus declaraciones: “las cadenas no nos las ponen para torturarnos sino para protegernos, es por seguridad”.

Contrario a estas declaraciones, el 22 de octubre de 2007, el entonces teniente Malagón, en un video que se usó como prueba de supervivencia, le dijo a la comunidad nacional e internacional, y especialmente se refirió a: “las ONG que se ufanan de defender los derechos humanos”, que lo visto en ese video no era la realidad, que las condiciones en que vivían los secuestrados eran inhumanas. El teniente Malagón contó que permanecía encadenado día y noche y sólo en ese instante, cuando las FARC se disponían a grabar el video para mostrarlo al mundo, él pudo descansar de llevar las cadenas al cuello. Las declaraciones del Teniente confirman el sentir de la mayoría de los colombianos, y es que el secuestro es la peor pesadilla que puede vivir un ser humano.

Posteriormente, en medio de la divertida rueda de prensa, Jara contaba sus anécdotas con bastante gracia, contó cómo las FARC sorprendentemente podían tener una cámara de video, una estufa a gasolina y una olla a presión. También contó, con la misma gracia, que su menú diario casi siempre eran fríjoles con arroz, dieta que evidentemente ya lo tenía cansado. Lo extraño, fue que minutos después dijo a la audiencia que las FARC contaban con una red de abastecimiento envidiable. En ese momento me pregunté: si tienen una red de abastecimiento envidiable, ¿cómo es que sólo comían fríjoles y arroz? Bueno, habría que preguntarle a Jara, porque a nadie se le ocurrió hacerle la pregunta en medio de ese momento emocionante.

Lo cierto es, señores, que no importa si el ex secuestrado llega o no con síndrome de Estocolmo, si llega enamorado de las FARC o si por el contrario, como en el caso de Pinchao, Íngrid, Luis Eladio y otros ex secuestrados, llegan convencidos de que las FARC son el peor cáncer que puede sufrir Colombia; lo cierto es que es justo que el Estado repare a estas personas por lo menos, de dos maneras: La primera y la más importante, es que tengan el derecho a la no repetición, en donde el Estado garantice que esos terribles acontecimientos jamás vuelvan a suceder, ni para ellos ni para ningún otro colombiano; y segundo, el derecho a recibir una indemnización económica que de alguna forma repare el daño causado al secuestrado y a su familia.

En este caso particular, Jara solicitó al Estado una indemnización económica de 8.000 millones de pesos, cifra según él simbólica, pero que en realidad el único simbolismo que deja ver es el nivel de avaricia que tiene, únicamente comparable con el de la señora Íngrid Betancourt, quien pretendió en su momento demandar al estado por otra cifra “simbólica” de quince mil “milloncitos” de pesos.

Colombia entera se indignó, y con justa causa; pero como casi todo lo que pasa en nuestro país, el tema por estos días ya se había olvidado y sólo salió a relucir cuando el pasado 14 de abril, Jara nos sorprendió con la noticia en la que nos confirmaba que desistiría de la millonaria demanda. Ese día, luego de asistir a la audiencia de conciliación en la Procuraduría Judicial de Villavicencio, dependencia de la Procuraduría General, Jara anunció a los medios de comunicación que no demandaría al Estado a pesar de no haber llegado a ninguna conciliación con el Ejecutivo. Lo curioso del repentino ánimo conciliatorio de Jara para no continuar con la demanda, en mi concepto, únicamente se debe al interés por su aspiración electoral en el Meta. Para nadie es un secreto que Alan Jara quiere repetir mandato en la Gobernación de dicho departamento, y que, indudablemente, una demanda de las proporciones de esa con la que pretendía “desangrar” al Estado, le restaría los votos suficientes para anular cualquier posibilidad de obtener una candidatura exitosa que lo llevara a ser merecedor del Despacho de la Gobernación.

La decisión de Jara y su repentino “aire conciliador” por fortuna, beneficiarán al fisco de la Nación, pero definitivamente no beneficiará su aspiración. Para los villavicenses no será problema recordar las famosas frases de Jara el día de su liberación en las que cada “flor” que le echaba a las FARC la finalizaba con un “el mundo al revés”. Recordarán sus palabras cuando dijo: “Las FARC hicieron un gesto, y ese gesto debe ser correspondido” o cuando se quejó diciendo “El temor no ha sido que la guerrilla me mate, el temor ha sido que el gobierno me mate”. El Departamento del Meta, necesita garantizar llevar a la gobernación, a un candidato que exprese abiertamente su repudio a las FARC y a cualquier otro grupo terrorista. El Meta necesita un hombre valiente, que lleve las banderas de la Seguridad Democrática, que sirva de interlocutor ante el alto gobierno para llevar allí las necesidades y los intereses supremos de los villavicenses, y ese candidato queridos lectores, definitivamente no es Alan.

Thursday, April 14, 2011

Se me llenó la copa


Era 26 de febrero de 2010, fue un día triste para los colombianos que añorábamos darle continuidad al proyecto político que había traído progreso y bienestar al país. Sentí nostalgia e impotencia pero acepté, como buena demócrata, la decisión de la Corte Constitucional al declarar inexequible el Referendo Reeleccionista que el pueblo colombiano había llevado a esos estrados, con casi 5 millones de firmas.

Fue entonces el momento de apoyar al candidato que garantizaría la continuidad de las políticas de Seguridad Democrática, Confianza inversionista y Cohesión Social, era la hora de poner sobre los hombros de otro, la responsabilidad de cuidar y fortalecer la obra de Uribe, Juan Manuel Santos sería el elegido.

Confieso que nunca he sido santista, pero el hombre que conocí como ministro de Defensa, y el que fue merecedor del apoyo del presidente Uribe, había logrado darme suficientes razones para creer en él. Deposité no sólo mi voto de confianza en la urna electoral, fui más allá y me vinculé a su campaña presidencial como una de sus coordinadoras en el exterior, sin duda, una de las más comprometidas. Mi entusiasmo y diligencia para colaborar con la causa de llevar a Juan Manuel Santos a la Casa de Nariño tuvo principalmente una razón: ése sería mi grano de arena para garantizar que en Colombia continuaría la obra del presidente Álvaro Uribe Vélez.

Luego del duro trabajo, y de convencer a varios jovencitos del Partido Verde para que votaran por la Seguridad Democrática, ganamos. Con alegria asistí a la posesión presidencial, eso sí, con mucho pesar y con el “ojo aguado” porque sabía que sería difícil, por lo menos para mí, acostrumbrarme a ver a Colombia sin Uribe al timón. Sin embargo, tenía confianza en que el presidente Santos haría una muy buena gestión.

Fueron pasando las semanas en su gobierno, hubo cosas que no compartí, pero las respeté, el cambio de la terna para fiscal fue una de ellas. No voy a entrar a debatir, pero considero que la Corte logró atar de pies y manos al país, logrando lo que querían desde el comienzo, rechazar cualquier candidato uribista. Luego, empezaron los ataques de miembros de su gabinete al presidente Uribe y a su gobierno (especialmente por parte del ministro candidato, quien, no lo duden, en algún momento también le dará la estocada al presidente Santos) y esperé, como otros colombianos, una justa defensa del presidente Juan Manuel, por el trabajo honesto, transparente y comprometido que realizó Uribe, defensa que nunca llegó. Para entonces, estaba bastante indispuesta con el gobierno, sin embargo, seguía apoyándolo, invitando a la gente a seguir creyendo en el discurso de la “Prosperidad Democrática”.

Pasó poco tiempo antes de que llegara uno de los momentos en los que el presidente Santos se pondría a prueba con sus electores, debía tomar una decisión frente a varios condicionamientos de las FARC para liberar secuestrados. Como resultado, Piedad Córdoba fue autorizada para participar activamente como “garante” de las liberaciones. Hasta allí, con esfuerzo, lo entendí pero no lo compartí. Poco a poco fuimos conociendo los detalles de dicha liberación. Se realizaría en 3 lugares diferentes del territorio nacional, no en uno solo como todos, excepto las FARC, esperábamos; y por supuesto, hubo condiciones de despeje y cese de operaciones militares por 36 horas y lo más grave, una de esas liberaciones se haría en la zona del Cañón de Las Hermosas, en el departamento del Tolima, donde según inteligencia del Ejército, se encontraba acorralado el hoy jefe narco-guerrillero de las FARC, Alfonso Cano, sujeto al que, misteriosamente, se le perdió la pista.

Como si esto fuera poco, los “angelitos” dieron mal las coordenadas de una de esas liberaciones. Sentí indignación, pena por Colombia, por el presidente Santos, supuse que su decisión había sido de buena fe, pero como era usual, una vez más las Farc nos habían engañado a todos.

Precisamente, ésa fue la causa que me motivó a convocar a través de Twitter, a una marcha contra las FARC, marcha que se denominó: “No más Farc, No más shows, libertad para todos ya”, marcha a la que invité al gobierno del presidente Santos a apoyar y por la que me quedé esperando una respuesta luego de haber llamado por lo menos 10 veces a la Casa de Nariño. Ese silencio del gobierno para apoyar una causa cuyo único objetivo era el de protestar contra los terroristas que tanto daño le han causado al país, hizo que los argumentos que tenía en la defensa del presidente Santos se derrumbaran. ¿Por qué no abrir los ojos y darme cuenta de que como otros 9 millones, fui utilizada?

Sigamos, semanas después, viene el caso Makled, la sorpresa y sabor amargo que nos dejó el Presidente Santos fue: “Prometí al presidente Chávez que Makled sería extraditado a Venezuela”… quedamos mudos! nuestro presidente anulando la posibilidad de cooperar a través de una extradición a Estados Unidos para combatir al narcotráfico? Triste pero cierto, una gota más ayudando a llenar la copa…

El siguiente evento fue la visita con honores del tirano venezolano a Colombia. ¡Qué deshonra para nuestra Patria! El legitimador y colaborador de los terroristas de las FARC en nuestro país recibido como todo un personaje ilustre? No hay palabras para describir la indignación que personalmente sentí, aquí la copa ya estaba al límite.

Ayer, como si fuera poco, el Presidente nos “sorprende” con la siguiente declaración hecha desde España: “Tenemos constancia de que los campamentos de grupos armados (FARC) que nosotros tenemos ubicados en Venezuela, ya no están ahí”. Esto es imverosímil, es el colmo de la desfachatez!, definitivamente, ésta fue la gota que rebozó la copa. ¿Cuál es la constancia de la que habla el Presidente Santos? ¿La palabra del tirano? ¿O quizás el presidente quiso decir que los campamentos ya no existen porque las FARC cuentan con cómodas habitaciones patrocinadas por el gobierno “socialista”?

Me da pena decirlo, pero es evidente que los intereses del presidente Santos están lejos de proteger la Seguridad Nacional. Hoy, con toda certeza, puedo decir que el “uribismo” de Juan Manuel Santos no tiene nada que ver con el uribismo que tuvimos durante ocho años. La verdad, deja un mal sabor de boca que el presidente siga diciendo que sus políticas son las mismas de Uribe. Hoy vemos una narco-guerrilla fortalecida, atentados todos los días, retenes ilegales en las carreteras del país, tenemos unas relaciones diplomáticas “babosas” sobrepuestas a los intereses de nuestra nación y a un presidente que hace lobby internacional promoviendo la imagen de uno de los enemigos de nuestra Patria.

¡No más! Se me llenó la copa.

Saturday, March 26, 2011

Respuesta al Presidente Ernesto Samper

Exposición de denuncia Contra Pedofilía?

Presidente Samper,

Fue interesante que respondiera mi tweet de ayer en el que le preguntaba qué opinaba sobre la pornografía infantil que promueve su sobrino, Daniel Samper O, en la Revista Soho.  Su respuesta fué: "Lo que hizo Daniel fue dar eco en Soho a una exposición de denuncia contra la pedofilia".  Voy a responderle juridicamente, aunque no soy abogada, porque no estoy de acuerdo con la causa que usted defiende.

De acuerdo con el Decreto 1524 de 2002, del Ministerio de Comunicaciones, el cual reglamenta el Articulo 5 de la Ley 679 de 2001, que establece:

"medidas técnica y administrativas destinadas a prevenir el acceso a menores de edad a cualquier modalidad de información pornográfica contenida en internet o en las distintas clases de redes informáticas a las cuales se tenga acceso mediante redes globales de información", y, haciendo especial referencia al Articulo 2, numeral 2 del mencionado Decreto, en el que se refiere a:  "Pornografía infantil: toda representacion por cualquier medio de un menor de edad dedicado a actividades sexuales explicitas, reales o simuladas, o toda representación de las partes genitales de un niño con fines primordialmente sexuales", estoy convencida que lo que hizo la Revista Soho, en cabeza de su sobrino fue promocionar pornografía infantil. 

Cuando alguien quiere hacer denuncias, debe acudir a las autoridades pertinentes.  Claro, es importante que se usen los medios de comunicacion para difundir todo aquello en lo que creemos debemos dar a conocer a la opinión pública y a las autoridades.  Sinembargo, a mi juicio, una revista como Soho no es el escenario para hacer una "exposición de denuncia" como usted lo llama.  Para nadie es un secreto que la Revista Soho es una publicación para mayores de edad, el mismo sitio web lo advierte para su ingreso: "al ingresar a nuestro contenido usted certifica que es mayor de edad".  El lector de Soho no compra la revista esperando leer denuncias, la compra esperando ver fotos eróticas para satisfacer un deseo visual.

Todos sabemos que Daniel tiene una columna en la Revista Semana, que por cierto, maneja a su antojo, si Samper Ospina estaba tan preocupado por el tema de la pedofilía, tema que nos preocupa a todos los colombianos, por qué no usó su columna en Semana, revista a la que si se le puede denominar de "denuncia"? Era necesario usar esas fotos?

Yo quiero aprovechar para invitarlo a que en lugar de defender el terrible error que cometió Daniel Samper O, usted se anime a denunciar ante el Ministerio de Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones, así como a otras autoridades pertinentes, basado en la responsabilidad que tiene como usuario de la red global, en la que el Artículo 5 del Decreto 1524 de 2002, nos obliga en su numeral 1: "Denunciar ante las autoridades competentes cualquier acto criminal contra menores de edad que tengan conocimiento, incluso de material pornográfico asociado a menores".

No sólo lo invito a usted, sino a todos los colombianos, a que denunciemos y pidamos que se cumpla lo estipulado en el Artículo 9 de dicho decreto, en el que se señalan las siguientes sanciones administrativas de las que debería ser sujeta la Revista Soho:

1.  Multas hasta de cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes, que serán pagadas al Fondo Contra la Explotación Sexual de Menores, de que trata el artículo 24 de la Ley 679 de 2001.
2.  Suspensión de la correspondiente página electrónica.
3.  Cancelación de la correspondiente página electrónica.

Creo que en su condicion de Ex Mandatario de Colombia, no le queda bien exponer a que se vulnere los derechos de nuestros niños.

Atentamente,

Erika Salamanca

Saturday, February 5, 2011

El Rey del Cinismo
Ante las falsas declaraciones del Presidente Pastrana, el pasado viernes en Caracol Radio, no me queda otra alternativa que aprovechar este espacio para expresar la indignación que siento por tan descaradas e hipócritas críticas de las que fueron objeto las decisiones que en materia de seguridad asumió el Presidente  Álvaro Uribe durante sus 8 años de gobierno.
Para los que no tuvieron oportunidad de escuchar la entrevista, retomo las principales frases del Presidente Pastrana, las cuales son la principal razón de mi descontento:  
1.       En 8 años de gobierno, el Presidente Uribe no hizo nada por Bogotá”.
2.       “La herencia que estamos viviendo hoy en Colombia, de la inseguridad, es la herencia del gobierno anterior”.
3.       “Hubo una guerra basada en estadísticas y no en realidades”.
Comienzo entonces refiriéndome a la primera frase, y recordándole al Presidente Pastrana lo que ocurrió el 7 de agosto de 2002 en Bogotá, durante el acto de investidura del Presidente Álvaro Uribe Vélez.  Las Farc se encontraban en la capital del país, habían montado un cerco gracias al fortalecimiento que adquirieron durante los 4 años del gobierno Pastrana, y su plan era tomarse el poder por las armas.  Las Farc estaban tan seguras de su misión, que no dudaron en atentar contra el Palacio de Nariño y el Congreso de la República, lanzaron varios morteros los cuales, afortunadamente, no dieron en el blanco pero,  desafortunadamente, ocasionaron la muerte de decenas de personas y el traslado de muchos heridos a centros hospitalarios de la ciudad.
El Presidente Uribe, desde el  mismo día de su posesión, se destacó por ser un hombre de carácter, a quien la mano no le tembló para ordenar a la fuerza pública la captura de éstos terroristas  y para establecer nuevas condiciones de seguridad de las que sería objeto no sólo Bogotá sino el país entero.  Ocho años después, los colombianos -excepto el Presidente Pastrana- somos testigos de su titánica labor y hoy podemos decir que tenemos un país mejor y más seguro que el que teníamos en el 2002.
Continuo objetando la segunda frase, “La herencia que estamos viviendo hoy en Colombia, de la inseguridad, es la herencia del gobierno anterior”, con lo siguiente:  La herencia que estamos viviendo en Colombia y que hemos vivido los últimos años, sólo se la debemos a usted Presidente Pastrana, a usted que puso en las manos de los narcoterroristas de las Farc nuestro país.  A usted, que entregó sin reparo 42 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional.  A usted, que no demostró tener carácter y extendió la zona de distensión una y otra vez cediendo a los chantajes de las Farc sin importar las continuas acciones terroristas de este grupo durante sus conversaciones de paz.
Le recuerdo Presidente Pastrana, que Raúl Reyes le dijo en un comunicado: “hablar de paz no significa el silencio de los fusiles”, entonces me pregunto, quién, con dos dedos de frente y con un poco de amor por Colombia, podía creer que la zona de distención no era una estrategia más de las Farc para fortalecerse militar, financiera y políticamente?  Sólo usted, Presidente Pastrana, sólo usted lo cree, sólo usted extiende una zona de distensión cuando a una campesina colombiana le ponen un collar bomba  y muere a causa de esta acción de terror ejecutada por los mismos sujetos con los que usted negocia un acuerdo de paz, sólo usted lo cree cuando secuestran a Fernando Araujo, Alan Jara, Luis Eladio Pérez, Consuelo González de Perdomo, Orlando Beltrán Cuellar y cientos de colombianos más, sólo usted lo cree cuando asesinan a Consuelo Araujo Noguera, a 3 indigenistas norteamericanos, y a cientos de colombianos más, sólo usted lo cree cuando no paran las extorsiones, las pescas milagrosas, los hostigamientos, las narco actividades,  los robos, los reclutamientos de menores de edad, los atentados a oleoductos, torres de energía, carreteras y puentes del país, sólo usted lo cree cuando no dan tregua con las emboscadas a nuestra Fuerza Pública, cuando mantienen secuestrados a cerca de 500 miembros de nuestro Ejército y Policía en campos de concentración al estilo Nazi y en las peores condiciones humanitarias en las selvas de Colombia.
Entonces, Presidente Pastrana, no cree que uno de los grandes culpables de tanto dolor y tanto derramamiento de sangre y sobre todo, de la herencia de la que habla es solamente usted?  Como dijo el columnista Saúl Hernández, usted es el rey de cinismo.
Finalmente, y haciendo referencia a la tercera frase, “Hubo una guerra basada en estadísticas y no en realidades”, tengo que decirle Presidente Pastrana, que la lucha del Gobierno Uribe contra el terrorismo fue una guerra en defensa de los intereses de la patria, una guerra que dejó como resultado el debilitamiento de las Farc, una guerra que dio de baja a los principales cabecillas de esa organización narcoterrorista, que permitió el rescate de varias decenas de secuestrados, una guerra que combatió con el mismo rigor a paramilitares y a guerrilleros, una guerra que extraditó a más de 1,200 cabecillas de estas organizaciones, una guerra que hoy nos permite ser un país mejor, que nos ha dado la oportunidad de globalizarnos, de ser una nación digna de credibilidad y respeto, un país próspero y lleno de oportunidades, una guerra que dejó además de estadísticas una realidad mejor; y todo eso Presidente Pastrana, así le duela reconocerlo, se lo debemos al Presidente Álvaro Uribe Vélez.