Sunday, July 31, 2011

Es cuestión de moral


Por Erika Salamanca

El pasado 5 de mayo, el señor León Valencia interpuso una denuncia en la Fiscalía por injuria y calumnia contra el presidente Álvaro Uribe Vélez, denuncia que fue aceptada y que será objeto de una audiencia de conciliación el próximo 9 de agosto.

La denuncia fue interpuesta por Valencia debido a un par de mensajes que el presidente Uribe respondió vía Twitter a su columna “La verdad sobre Tomás y Jerónimo”. En los mensajes, el Presidente Uribe escribió: “Qué pasó con delitos atroces de León Valencia?”; “León Valencia, ex matón del ELN, indultado a pesar de delitos de lesa humanidad, ahora sicario del buen nombre”; “León Valencia, ex terrorista indultado, recoge versión de criminales y desconoce defensa de los afectados”.

Claramente la columna del Sr. Valencia tenía un objetivo, mancillar una vez más el buen nombre de la familia Uribe. Hemos sido testigos de los diferentes escenarios en los que Tomás y Jerónimo Uribe han dado la cara al país, han atendido decenas de entrevistas, han dado explicaciones y sobre todo, han demostrado con transparencia no tener ningún vínculo con los escándalos en que ciertos sectores de la prensa han pretendido involucrarlos.

Algunos, critican los mensajes del presidente Uribe, pero no niegan que son realistas, dicen: “Uribe tiene razón, pero no debe decir las cosas de esa manera, eso no le queda bien a un ex presidente”. Entonces ¿es error de Uribe tener los pantalones para expresar verdades con franqueza? Claramente, ésa es la razón por la que muchos prefieren lanzarle sátiras, calumnias e injurias desde columnas de opinión en las que además de desinformar al ciudadano se escudan en la libertad de prensa, no aceptan reclamos y tienen la habilidad de pasar de victimarios a víctimas.

Muchos ignoran el pasado de León Valencia, quien formó parte del grupo terrorista ELN durante veintitrés años y llegó a formar parte del Comando Central bajo el alias de “Gonzalo”. Según Valencia, su actividad nada tenía que ver con asesinar civiles, atacar a la Fuerza Pública, secuestrar, desplazar, poner bombas, y torturar a todo un país con actos criminales. Dicho en otras palabras, pareciera que las actividades de alias Gonzalo se limitaron a encabezar las jornadas de oración y reflexión con sus camaradas. Cuenta Valencia en su libro Mis años de guerra y lo ha reconfirmado en varias entrevistas, que su llegada a la guerrilla del ELN se debió a su cercanía con un grupo de sacerdotes. Recordé por un momento al Padre Javier Giraldo, quien hoy en día hace lo mismo pero con las FARC. Dice León. Valencia: “Yo creía que la vida de los otros se podia cegar por la justicia social, esos fueron los valores con los que entré al ELN”. Lo paradójico es que se contradice diciéndonos que el presidente Uribe lo calumnia porque él no es un ex matón, pero luego en entrevistas radiales y en su propio libro asegura que su actuar en el grupo guerrillero estaba basado en los valores que permitían cegar la vida de las personas, ¿entonces?

Gracias a los acuerdos de paz de la Corriente de Renovación Socialista, CRS, en 1994, el gobierno ofreció una amnistía que dio la oportunidad a León Valencia de reintegrarse a la sociedad. De esta forma, el entonces alias Gonzalo, recuperó la legalidad para salir del monte y tener una vida quizás más libre y feliz , pero con ello, recobró la moralidad? El recobrar la libertad y anular las cuentas pendientes con la justicia implica recobrar la ética y los buenos valores?

El pasado 15 de julio, Valencia dijo en entrevista con la W Radio: “Yo recuperé mi condición, recuperé mi escala de valores, recuperé mi condición moral, por reconocer mi vida”. Concluimos entonces, que todo aquel que obre bajo una “escala de valores” que se enmarcan dentro de la criminalidad y que mañana se arrepienta, recupera su condición ética y moral? Entonces, los ciudadanos de bien, que no tenemos nuestras manos manchadas de sangre, estamos al mismo nivel de moralidad de quienes ya sea por autoría intelectual o material cometieron crímenes?

¿Cómo comparar a un ciudadano de bien con uno que participó en un grupo que cegó la vida de miles de personas, que combatió a la Fuerza Pública, que amenazó, secuestró, desplazó y extorsionó? Como sociedad, estamos dispuestos a aceptar que personas que le hicieron daño al país avancen en un proceso de reconciliación, pero ello no implica que se vuelvan nuestros líderes morales. Hoy en día, es imposible indultar o dar amnistías a grupos que hayan cometido crímenes de lesa humanidad, claramente, quienes se adhirieron a la negociación política de 1994 tuvieron suerte, hoy los grupos terroristas no tienen esa posibilidad.

Señor León Valencia, tome su lugar, usted no es dueño de la moral, y quienes le hayan hecho creer que es un referente en ese ámbito están equivocados. La reivindicación en condición de ex ELN comienza reconstruyendo el país que usted en sus años de “lucha” armada destruyó. No más odio y venganzas contra quienes siguen y seguirán combatiendo a la clase de grupos terroristas como ese al que usted perteneció. Demuéstrele a Colombia que dejó el fusil y que no lo cambió por una pluma para repartir injuria, calumnia y desinformación, porque a eso se le llama terrorismo mediático.

Trabaje por nuestra hermosa tierra, por su gente, por nuestros soldados. No utilice su fundación Corporación Nuevo Arco Iris para combatir política y mediáticamente a la Fuerza Pública, a la Seguridad Democrática, a las personas que han dado su vida y su trabajo por esta nación. Investigue la parapolítica, pero investigue también la Farcpolítica. No sirva de escudero de quienes en su diario vivir ponen en práctica la misma forma de lucha que a usted lo hizo feliz durante veintitrés años, demuestre su verdadera reconciliación con esta patria.

Finalmente, acepte que a las cosas se le llaman por su nombre, los calificativos usados por el presidente Uribe tienen toda la justificación, esa es la triste realidad que tendrá que llevar a cuestas el resto de su vida, simplemente es el precio de las equivocaciones. Reconocer es de sabios y es el comienzo del verdadero cambio.

Tuesday, July 19, 2011


El espejo de la seguridad


Por Erika Salamanca

Ha pasado casi un año desde la posesión del presidente Juan Manuel Santos, y desafortunadamente para él y para Colombia el balance no es nada favorable. Las cifras altísimas de los ataques perpetrados por grupos terroristas crecen todos los días, no podemos seguir con la idea de que cada ataque, carro bomba, homicidio o emboscada a los miembros de nuestra Fuerza Pública es sólo percepción. Los hechos hablan por sí solos, y los ciudadanos hemos aprendido a reclamar por nuestra seguridad y la de todos nuestros compatriotas. Un tesoro que habíamos ganado pareciera estar siendo arrebatado de nuestras manos y la impotencia de no poder hacer mucho nos tiene en estado de inconformismo extremo.

Lo que ocurrió la semana pasada en un Consejo de Seguridad en Tierralta, Córdoba, es una muestra de la inconsistencia en la realidad que vive el país, y la que vive el gobierno. La gobernadora Marta Sáenz presentó un balance de la seguridad del último año en el departamento, el resultado 1.848 asesinatos perpetrados por terroristas, bandas criminales y delincuencia común.

Las cifras no coincidieron con las presentadas por el presidente Santos, lo que ocasionó una molestia del mandatario por la diferencia entre las cifras del Ministerio de Defensa y la Gobernación. La molestia del Presidente, fue opacada cuando la gobernadora le reiteró que Córdoba se había rajado en materia de orden público, y le sostuvo que una realidad como la vivida en su departamento no se le podía ocultar a los ciudadanos, exigiéndole una estrategia que integre un mayor pie de fuerza y una política social activa. En el mismo sentido, se pronunció el alcalde de Montería, Marcos Pineda, quien de manera contundente exigió al mandatario buscar medidas urgentes que frenen los índices de criminalidad registrados en Montería.

Posteriormente al Consejo de Seguridad, tuve oportunidad de escuchar a la gobernadora dando declaraciones en varias emisoras del país, sobre lo ocurrido allí. La doctora Sáenz concluyó que el cambio era evidente entre la política de seguridad del presidente Uribe y la política liderada por el presidente Santos, básicamente porque el primero tenía conversación todos los días con ella con el fin de mantenerse informado y de planificar esquemas de seguridad para el departamento, mientras que luego de un año de haberse posesionado el presidente Santos, esa era la primera oportunidad que ella había tenido de conversar con él sobre esta materia.

Lo que está ocurriendo en Córdoba, es simplemente un espejo de lo que está pasando en otras regiones del país, en los que las acciones de terroristas y grupos delincuenciales tienen en jaque a la población civil. La seguridad del país, debe retomar el rumbo y debe volver a ser liderada por el presidente de la República. Juan Manuel Santos conoce de primera mano cómo se hacen las cosas en esa materia, él debe ser quien asuma el mando, quien le dé el valor a la tropa, quien se convierta en el líder de quienes luchan día a día por nuestro país.

Lo aprendimos de Uribe, estar en la Presidencia de la República, y ser responsable de un país con los problemas que tiene Colombia no es una tarea fácil, es una tarea de todos los días, de todas las horas, y algunas veces una tarea desagradecida. Presidente Santos, los colombianos depositamos nuestro voto de confianza en usted, si algo valoramos hoy en día es la tranquilidad que empezaba a asomarse en nuestro país, por favor, retome los consejos de seguridad con la misma regularidad con que solían realizarse cuando usted era ministro de Defensa, mantenga la confianza ciudadana para que ella siga haciendo parte de la red de cooperantes que dejó la Administración Uribe, todos fuimos testigos de los excelentes resultados que se obtuvieron, retome el rumbo por la seguridad y el amor que estoy segura usted le tiene a nuestro país, Colombia entera se lo agradecerá.

Wednesday, July 6, 2011

El silencio de Vargas Lleras

Por Erika Salamanca

La semana pasada, el ministro del Interior Germán Vargas Lleras dio unas declaraciones en las cuales cuestionó de manera arrogante la actividad laboral de algunos ex ministros de la Administración Uribe. Aseguró, sin dar nombres, que varios ex funcionarios del gobierno anterior, hoy trabajan en empresas privadas que se vieron favorecidas por decisiones tomadas en la pasada administración.

Los señalamientos obedecen a la actual actividad laboral del ex ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, miembro de la Junta Directiva de Bavaria, y al ex ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez, quien hace parte de la Junta Directiva de Medoro, empresa minera. Ambos ministros aceptaron su participación en dichas juntas directivas, con la certeza de actuar dentro de los términos legales y sin que ello creara algún tipo de incompatibilidad.

Sin ninguna duda, el ministro del Interior no hizo estas declaraciones esperando silencio de parte del jefe de los ex ministros; tenía la certeza de que sus declaraciones tendrían inmediata respuesta del presidente Álvaro Uribe; cosa en la que no se equivocó. El presidente respondió a los señalamientos, defendiendo a sus ex ministros y explicando las razones por las que no estarían incurriendo en incompatibilidades de ningún tipo.

Así mismo, el presidente Uribe aprovechó para plantearle al ministro Vargas Lleras varios interrogantes, todos muy claros y concretos sobre algunas de sus presuntas actuaciones. Por supuesto, dichos cuestionamientos le cayeron como un baldado de agua fría al ministro. Fue evidente: Vargas Lleras, al que le gusta más la pantalla, se negó a responder y a dar declaraciones a la prensa y con un “bajo perfil” optó por expedir un “tweet comunicado” en el que decía “En razón al cargo que actualmente desempeño y a las funciones que cumplo, lamento no poder participar de un debate de esta naturaleza”.


Yo me pregunto si fue que al ministro se le olvidó quién empezó lo que él llama “el debate”, pues al mejor estilo de una persona sin carácter, tiró la piedra y escondió la mano; y no calculó que hoy los colombianos le pudiéramos estar exigiendo respuestas. Ningún funcionario público debe callar ante cuestionamientos tan graves; al contrario, tienen el deber ético y moral de responder a país por lo que se les cuestione, máxime si se trata de eventos que dejan alguna duda sobre su proceder (ver Decreto 41 de 1999, Código de Ética de la Función Pública). Entonces, ministro, ¿por qué no dar la cara a los colombianos? Cuéntenos si usted realmente estuvo de cacería con el paramilitar Mancuso; cuéntenos, cuáles han sido sus actividades en Casanare. ¿Por qué no nos deja claro si usted, como senador de la República, influyó o no en la elección del magistrado Ibañez en la Corte Suprema de Justicia? ¿Qué pasó con los procesos, si lo hubo, en su contra por su presunta relación con el paramilitarismo? ¿Acusó usted al ministro de Defensa del gobierno Uribe, hoy presidente de la República, Dr. Juan Manuel Santos, de ser el autor de una campaña de desprestigio en su contra? ¿Acusó usted de corrupción a la hoy ministra de Educación, Dra. María Fernanda Campo cuando ella era Presidenta Ejecutiva de la Cámara de Comercio de Bogotá, con el único objetivo de presionar para obtener contratos para miembros de Cambio Radical?

Cuéntenos, ¿recibió plata o no de una empresa de SaludCoop? ¿Qué relación o participación tiene su hermano en el sonado caso de SaludCoop? Cuando usted fue candidato a la Presidencia de la República, ¿viajó o no en un avión de los Nule? ¿Quién pagó el avión? ¿Podría mostrar la factura a la opinion pública? En caso afirmativo, ¿quedó reflejado en los gastos oficiales entregados a la Comisión Nacional Electoral? Recuerde, ministro Vargas, que una de las banderas del gobierno del presidente Juan Manuel Santos es combatir la corrupción y actuar con transparencia.


Usted, señor Ministro, quiere confundir con sus declaraciones a los colombianos, usted pareciera ser el “Decano” que quiere graduar de corrupto al Presidente y al gobierno que demostró honradez y capacidad de trabajo como ninguna otra administración lo había hecho. Por el contrario, usted se esconde ante los múltiples interrogantes. Como si no bastara, ayudado por sectores de la prensa, para quienes cualquier comentario de un fulano en contra de Uribe o su gobierno, merece la primera página, pero para pedir explicaciones concretas a un miembro del nuevo gobierno, y en este caso a usted, callan.

Finalmente, no sobra recordar que la política debe estar basada en la transparencia y en la confianza que se brinda a los ciudadanos. Ministro Vargas, tome las banderas de eso que usted tanto pregona, y dele la cara al país.